tasa google

La aclamada tasa como una herramienta de fiscalización de los multimillonarios ingresos de las grandes tecnológicas parece no haber conseguido los objetivos esperados, y es que después de un año de funcionamiento ha demostrado ser una gran farsa y un gran fracaso.

Se trata de un impuesto que grava determinados servicios online ofrecidos por las grandes empresas tecnológicas, en concreto la publicidad, aplicando un 3% sobre la facturación de esta actividad. Para tener que pagar este impuesto se debe facturar más de 3 millones de euros en publicidad online. El gobierno vendió esta tasa como una forma de obligar a que estas grandes compañías paguen más por sus suculentos ingresos, pero la realidad es otra.

Realmente quien paga el 3% de la facturación es el propio consumidor del servicio, que mayoritariamente son autónomos y pymes y que una vez más ven como la subida de impuestos a los ricos se traduce en una subida de impuestos a los de abajo. Supuestamente el objetivo del impuesto era que estas empresas multinacionales de la nueva economía paguen los impuestos allá donde generan la actividad y no donde tengan una tributación más baja. Pero si finalmente quien abona este suplemento del 3% por la tasa es el consumidor del servicio, es evidente que no cumple con ese objetivo.

Una vez más queda al descubierto que se trata de una herramienta meramente recaudatoria y publicitaria de supuestas políticas progresistas. Al final eso de subir los impuestos a los ricos no es más que un chiste malo y una sorpresa desagradable para el bolsillo de los pequeños empresarios.

Pero ni tan siquiera a servido para recaudar, las noticias dejan unos números muy pobres para los requerimientos de la administración, unos escasos 93 millones el primer semestre, pero un dinero muy necesario para unas pymes y autónomos muy tocados por la pandemia.

Se puede observar en la siguiente imagen una factura generada por Google donde se cobra la susodicha tasa del gobierno al consumidor del servicio de publicidad online.